Los planes de expansión de la Alta Velocidad internacional de Renfe siguen quedando supeditados a la realidad de la coyuntura económica y a la decisión del Ministerio de Fomento de recortar todo lo posible, en tanto no haya señales de recuperación, para ajustarse al plan de austeridad y recorte del déficit que el Gobierno ha aplicado en casi todos los ámbitos.
Un ejemplo es la decisión de la compañía ferroviaria de posponer la compra prevista de 10 trenes AVE de gran capacidad -entre 400 y 500 pasajeros- que estaban destinados a cubrir la línea Madrid-París. Este pedido, el mayor realizado por Renfe para Alta Velocidad, debía haberse recibido en 2012. Ahora el presupuesto permitirá ahorrar unos 270 millones de euros, ya que, en su lugar, se utilizarán unidades existentes en la propia flota a las que se harán las adaptaciones necesarias; la encargada de estos trabajos de transformación correrán a cargo de la empresa industrial de la compañía, Integria.
La línea AVE a París tiene prevista su inauguración para finales de este año en el tramo Barcelona-Figueras y, por la parte francesa, a cargo de la SNCF (Societé Nationale des Chemins de Fer Francais), el trayecto entre la capital gala y la pequeña población catalana. Allí habrá quehacer un transbordo mientras se terminan las obras de infraestructura.
