Día 1: Cualquier visita a Venecia debe comenzar por la Plaza San Marcos, visitando la Basílica y la Torre de la Campana. Una primera toma de contacto para descubrir cómo aquí todo es amor a primera vista. Desde este punto podrás dar un paseo hasta el puente de Rialto o visitar el Museo Correr. No te olvides de pasar por el Palazzo Ducale, el punzante Puente de los Suspiros o acabar la noche en el Campo de Santa Margarita, donde se reúnen los jóvenes estudiantes.
Día 2: Una buena manera de comenzar nuestro segundo día en Venecia es visitando la Colección Peggy Guggenheim. Después podemos acercarnos a la basílica de Santa María de la Salud y después a la Iglesia de Santa María de los Milagros. El Teatro La Fenice, que fue incendiado y reconstruido en dos ocasiones, también merece la pena. La Torre del Reloj, con sus inscripciones en oro, se puede descubrir con un tour guiado que nos desvelará todos sus secretos.
Día 3: Dedicarle la tercera jornada a la isla de Murano, famosa por su cristal, también puede ser un acierto. Y si tenemos tiempo, ¿por qué no a Burano y a sus casas de colores y tiendas de encajes? La verdad es que cualquier isla aquí es realmente maravillosa.
Venecia en diciembre
Viajar a Venecia en diciembre es una opción fantástica, sobre todo si quieres envolverte en una atmósfera navideña única. Este ambiente compensará el clima frío que suele haber en esta época del año. Imagínate las luces típicas decorando una ciudad que ya de por sí es un monumento, e iluminando el agua de sus famosos canales. Además, durante estas fechas hay un sinfín de eventos, mercados y tiendas de artesanía repartidos por toda la ciudad.
Por si esto fuese poco, en Navidad se puede ver el desfile en el Gran Canal, que pasa mientras las luces de la ciudad se encienden. Hay numerosos belenes en las iglesias más famosas de la ciudad e incluso una pista de hielo en Campo San Polo para acabar de ofrecer todo lo que se puede necesitar en este momento tan especial del año.